Boda de cuento en Villasevil: Meritxell+Nacho

 

“Érase una vez la boda de Meritxell y Nacho“… Así podría empezar la historia de su gran día. Inspirándose en los cuentos que leía desde niña, Meritxell, fotógrafa y diseñadora, creó a su gusto en tan solo tres meses una boda de ensueño. El lugar, la Casona Palacio Real Labranza de Villasevil de Toranzo de Quality Restauración. Su comedor con cristaleras recuerda a un invernadero, y Meritxell tomó esta idea para decorarlo todo con musgos, velas, y suculentas para recrear ese ambiente. Ella misma diseñó desde las invitaciones, un guiño a Charlie y la fábrica de chocolate presentadas como chocolatinas, hasta las chapas que dejó a cada invitado con frases tan ingeniosas como “La+bella del reino” o “¿Principe o rana? BÉSAME“. Decoró cada rincón al detalle: El seating plan era un espejito como el de Blancanieves en el que ponía “Espejito espejito, dime cuál es mi sitio“, y cada mesa estaba indicada con una manzana roja como la que mordió la princesa. Las mesas a su vez estaban decoradas con libros antiguos, flores, y marcos con ilustraciones de Roberto Raba que representaban diferentes cuentos. Éste mismo también les dibujó una preciosa ilustración que utilizaron como cuadro de huellas durante la boda. Al llegar al altar, los anillos se encontraban en una urna de cristal como la de la rosa de La Bella y La Bestia. Todos los árboles estaban decorados con bolas y velas que había hecho a mano su madre, al igual que unas piñatas con las que amenizaron la fiesta. Si a todo esto le sumamos la mesa de dulces que se curró, y el toque final con el encendido de bengalas a las 12:00 inspirado en el hechizo de la Cenicienta, no podemos más que felicitarles por el gran trabajo que hicieron para que todos nos sintiéramos como príncipes y princesas.

Comenzamos la mañana en Chesan, donde dejaron a Meritxell preciosa. A continuación fuimos a Villasevil para comenzar a montar toda la decoración. Ambos se vistieron en la finca, algo que siempre recomendamos porque es todo mucho más relajado. Mientras Nacho daba los últimos toques a la decoración, Meritxell inflaba los globos para la ceremonia. Después se puso su precioso vestido de Adrianna Papell, y un elegante tocado birdcage de El tocador de la novia que le dió el toque final a su look. Comienza la ceremonia ambientada en los cuentos de su infancia y amenizada por el piano de la hermana de Nacho, Teresa González. Después de soltar risas y lágrimas sin parar, hicimos su pequeño reportaje por esta impresionante finca, y tras el cóctel y el banquete empezó la fiesta con Rubén López de Decibelios. Cada invitado se llevó de recuerdo a parte de la chapita, una de las suculentas que ellos mismos habían trasplantado con el nombre de cada uno.

Una boda de diez, que fotografiamos al detalle porque no merecía menos. Fue todo un honor para nosotros hacer la boda de esta gran pareja, que además de ser encantadores, no todos los días una fotógrafa de bodas te llama para hacer la suya. ¡Mil gracias de nuevo por elegirnos!